La medicina ha encontrado muchas causas para
las enfermedades físicas. Algunas relacionadas con acidez del PH, falta de
oxígeno celular, exceso de metales pesados y acción de virus y bacterias entre
otros. Pero no se puede desconocer el impacto que tienen las emociones en el
deterioro del cuerpo. Las Escuelas de Medicina de la Universidad de Stanford,
Harvard y de Nueva York han publicado investigaciones en las que el ingrediente
emocional es la pieza faltante del rompecabezas para el retorno a la curación.
En un experimento titulado “Efectos locales y
no locales de frecuencias coherentes del corazón y cambios en la conformación
del ADN”, realizado en el Instituto Heart Math, se tomó ADN de placenta humana
(la forma más prístina de ADN) y se colocó en recipientes en los que se podía
medir sus cambios. Veinte ocho (28) de estas muestras fueron entregadas a
sujetos previamente entrenados en generar sentimientos específicos para la
investigación.
Lo que se descubrió fue que el ADN cambio de
forma de acuerdo con los sentimientos de los sujetos.
1. Cuando los sentimientos eran de gratitud,
amor y aprecio, al ADN respondió relajándose y sus filamentos estirándose. El
ADN se hizo más largo.
2. Cuando los sentimientos eran de rabia, miedo
o estrés, el ADN respondió contrayéndose. Se hizo más corto y apagó muchos de
sus códigos.
Este experimento fue posteriormente aplicado a
pacientes con VIH positivo. Se descubrió que los sentimientos de amor, gratitud
y aprecio crearon 300 mil veces mayor respuesta inmune.
Los sentimientos de amor a veces pueden ser
inducidos en un acto voluntario del pensamiento por medio de imágenes específicas,
situaciones o recuerdos que los aviven. Pero también se hace importante
escuchar los sentimientos oscuros, producto de experiencias de dolor no sanadas,
que están sumergidos en lo más profundo del inconsciente.
A veces son tan dolorosos o incluso
vergonzantes que nos atemoriza escucharlos, nombrarlos y mucho más enterarnos de
que hacen parte de nuestra humanidad. Sin embargo su existencia no la podemos
esconder y mucho menos desaparecer. Ellos se dejan ver y sentir en numerosos instantes
de descuido involuntario, por encima del enfoque consciente sobre el
sentimiento de amor.
Otra forma de presentarse aquellos sentimientos
oscuros es saboteando los sueños que queremos lograr. Por ejemplo, quedarse en
la cama para no salir a hacer ejercicio, comerse el postre cuando estas en
dieta, gastase el dinero que estabas empeñado en ahorrar.
Estos sentimientos dolorosos no vistos ni
reconocidos a nivel consciente son los que Carl Jung ha llamado “la sombra”. Ella
no permite que el amor, la alegría, el gozo sean genuinos. Entonces aparece un
desequilibrio entre lo que se piensa, siente y dice, y es esta incoherencia la
que enferma a pesar de que la persona se crea buena.
Por esta razón un psicópata no enferma físicamente,
porque en él no hay incoherencia entre lo que siente, piensa y hace. Por lo tanto el amor debe ser un sentimiento honesto
que surge de un estado de consciencia dada por la comprensión de lo sucedido y
el abrazo compasivo de la propia sombra. Esto es sanar, y la que lo hace es la consciencia.
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