·        Nacemos amorosos, alegres, y con una gran capacidad de soñar.  Al cabo de los años lo olvidamos.
   
      Quizás ni recordamos que esa era nuestra naturaleza. Decir esto son palabras de tremendo calibre.

      Porque quiere decir que a pesar de que en la adultez hay en nosotros gruesos muros que nos alejan de este entorno, siempre podemos regresar a él. Los ladrillos de estos muros son la sumatoria de impotencia, frustración, desvalorización y falsas creencia a cerca de nosotros mismos.

      Es muy posible que ellos ahora se vean tan sólidos y gruesos que parecen reales. Pero al decir que la naturaleza de un bebe es puro amor, quiere decir que esa es la verdad. Esta no se puede perder a pesar de los muros construidos a su alrededor. Solo se puede ocultar tras de ellos. Por lo tanto estos muros no son reales, porque no son esencia.

     Es necesario nuestra determinación para no darle valor a lo que no lo tiene y empezar a dárselo a lo que si lo tiene, El Amor.
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