AL ENCUENTRO DEL AMOR
¿Quién de nosotros no ha sentido alguna
vez ese mariposeo visceral que corta la respiración, llamado enamoramiento? Sin
importar si ha sido momentáneo o duradero. Lo que sí es cierto es que no es
eterno.
¿Y por qué este poderoso elixir de
los dioses no dura para siempre, como no lo contaron en los cuentos de
hadas? La ciencia dice que su éxtasis
embriagador obedece a una descarga hormonal. Esta se produce en el cerebro con
el único propósito de protegernos de la soledad e inducirnos a la reproducción.
En otras palabras, su objetivo es mantenernos vivos como especie.
Su poder es de tal magnitud, que ha jalonado la transformación de la
historia. Pues sin los amores logrados, imposibles o anhelados, la humanidad no
habría avanzado. Todos esos sentimientos y emociones han encontrado su
expresión en las diferentes manifestaciones artísticas, las guerras, los
destierros y los suicidios.
Esta es la razón por la cual lo que
llamamos enamoramiento dista mucho de lo que es el amor. Son dos aspectos que
no se deben confundir. El amor es una cualidad de la consciencia y no del
cuerpo. Por lo tanto no es una emoción, es más bien un estado de la mente.
Una mente que se encuentra en
sintonía con su paz interior, es capaz de entregar y extender lo mejor de sí.
Su único propósito es expandir la felicidad sin restringir a quien. Y sus
efectos siempre traen bienestar a todos.
Aunque sea así, el gozo del
enamoramiento es menester vivirlo. Somos seres con un cuerpo que